martes, 22 de noviembre de 2011

Menos mal que no soy profe de mates

Han terminado las elecciones del 20N, han terminado los recuentos de votos y ya conocemos los resultados... y los análisis de los mismos: no voy a entrar en colores políticos que de eso ya han corrido ríos de tinta en todos los peiódicos (y lo que nos queda por leer y escuchar).
¿Cómo se puede explicar a los alumnos que los resultados electorales son democráticos y que el reparto de escaños es justo e igualitario? Un partido con el 44% de los votos obtiene el 53% de los escaños... Entonces, según esto... ¿a un alumno que saca un 4,4 en un examen habria que hacerle la media final como si hubiera sacado un 5,3?
Según eso, en qué porcentaje de conocimeinto demostrado en un examen (denominado "prueba objetiva" hasta hace poco) hay que ubicar el punto de inflexión entre el "suspenso" y el "aprobado".
Si hay partidos políticos que con distinto número de votos obtienen igual número de escaños. ¿Qué ecuación matemática incluída en la Ley de Educación explica esto?
Si unos escaños se consiguen con 40.000 y otros con 100.000... ¿eso implica que mi voto en la urna no es igual que el de otros españoles en otros lugares de España? Entonces, ¿por qué lo llaman "democracia"? ¿Hay que elegir dónde te empadronas? ¿Quién decide el valor de los votos de unos y otros en un mismo territorio nacional?
Hasta el momento he votado siempre. No creo que valga de mucho votar, pero creo que ya que nos dejan una pequeña oportunida, lo hacemos... pero quizá no se merezcan que sigamos votando mientras no nos aclaren y nos arreglen estas desigualdades. Entre otras cosas, porque ya tengo la vida "de todos los días" para sentirme desigual, inferior a los demás e injustamente tratada como para que además en las urnas también sea así... desde luego, la próxima vez me lo pensaré aún más.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los juegos...

Un amigo ha compartido en Facebook un link con una actuación de Joaquín Reyes en El club de la comedia sobre el Trivial Pursuit en el 86 y eso te hace entrar a ver de qué va (al grito de "jo, ¿te acuerdas de las partidas de Trivial?") y luego reflexionas sobre muchas más cosas...
Con los juegos empieza una etapa divertida de la vida: los primeros son nfantiles del todo,y ni los recuerdo. Pero luego llegan los "fáciles": parchís, oca, el cinquillo...
Quizá fui una afortunada, y pronto me regalaron una versión rara de Monopoly que se llamaba Hombre Rico, Hombre Pobre. Las fichas eran monigotes bien vestidos, la caja era alargada y marrón con forma de cajón extraíble (quizá aún esté por casa...) y luego la versión moderna de Los militos (Ha dicho "moderna"... pues sí, el mío ya se llamaba Los 1000 km, venía en caja con recipiente para los montones, cartas en color, hojas para apuntar y alguna cosa más. Este juego no fue muy conocido, pero cuando hablas con alguna gente que jugó en su momento, todavía se sonríen de medio lado y proponen echar una partidilla... ¡Está en casa, estáis invitados!
Luego vinieron muchos más: el Cluedo (es cuando se hizo mças famoso aún lo de "el asesino siempre es el mayordomo), el Risk (conquistando el mundo y aprendiendo geografía, canción de Tontxu incluida), La fuga de Colditz (cuando algunos amigos descubrieron que la versión de mi hermano tenía las reglas en castellano, fue el colmo, debimos hacer como 5 copias para que la gente dejara de pegarse por las interpretaciones de la traducción)...
Y llegas a un momento (hace unos 5 años) en que pasas las tardes del viernes en ludotecas como El Laberinto (un minuto de silencio por su cierre) donde descubres juegos de estrategia con maderas, juegos de cartas que te trasladan al lejano Oeste (al final alguien siempre se compra un Bang! para jugar en casa), a los Castillos de Carcassonne, a las islas del comercio primitivo de Los colonos de Catán...
Luego descubres que hay extensiones, que hay juegos de este tipo por Internet, que se pueden comprar por internet (yo decidí no comprar así, después del primero siempre caen muchos más...). Internet vale para saber lo que hay, ver opiniones, poderte bajar las reglas que perdiste... recordar juegos del pasado y sacarlos del armario, desemplovarlos y volverlos a poner en circulación por un tiempo...
Me parece muy bien que haya máquinas de juegos (Xbox, Wii y similares), pero como los juegos de fichas y tablero, nada de nada...
¡Qué tiempos aquellos!