jueves, 21 de julio de 2011

Asturias: Cambiando de aires

He estado en Asturias, esa casi desconocida provincia y que muchos tienen olvidada en el norte de España.
Cosas que dice la gente sobre Asturias, los famosos "mitos":
- En Asturias siempre llueve
- Comes a lo grande, las raciones son enormes
- La gente es poco comunicativa
- Allí no hay playas para bañarse
- Mucho verde, mucha vaca...
Bueno, pues voy a comentar todas estas cosillas y alguna más: Ya había estado en Asturias en varias ocasiones, principalmente en Gijón y en una ocasión, de paso, por la zona oriental (lindando con Cantabria). En esta ocasión he cambiado la orientación y me he ido a la zona occidental, hacia Galicia.
Lo de que siempre llueve... hombre, siempre, siempre no... pero llueve bastante. De hecho, el primer día nos cayó la gran lluvia del año y en 15 minutos estábamos calados hasta las rodillas (y eso, porque llevábamos paraguas). Pero el resto de días no. Sí es cierto que en otros sitios desde que te levantas por la mañana hasta que te acuestas el cielo esta azul, límpido, y la temperatura es alta durante todas las horas de sol. Por en contrario, en Asturias amanece nublado y hay que esperar al mediodía a ver qué pasa, si sale el sol (y entonces puedes hacer plan de playa y necesitas una buena crema porque el sol puede, incluso, picar) o se queda nublado el resto de la jornada (ideal para hacer turismo, pasar el día en un puerto, hacer senderismo (¡será por montes y montañas!). Hay campos verdes para aburrir, vacas, toros, ovejitas y caballos en los bordes de la carretera, maravilloso.
Lo de las playas, tampoco es muy cierto. Las hay, y tienen la ventaja de que no están masificadas como las de Levante... vamos, que nadie compare las playas de Asturias (desde San Lorenzo en Gijón a la de Otur o Llanes) con las de Benidorm... nada que ver. Además, por allí, debido a que tienen menos público, están mucho más limpias y apetece pasearse por la orilla o sentarse en la arena o darse un bañito.
La comida está de lujo: carnes, pescados, legumbres... pero debes recordar algo básico: las raciones son excesivas. Pides unas fabes y te tran, para una persona, la perola completa para servirte dos o tres platos. Y los filetes se salen de los platos grandes por los dos lados... pero sabiendo esto, la calidad es muy buena y el sabor estupendo.
Y lo de la gente, pues hay para todos los gustos. Quizá no sean tan abiertos y extrovertidos como los andaluces, pero son educados, amables, hablan cantando, vocalizan poco... pero en Andalucía tampoco se les entiende...

lunes, 18 de julio de 2011

Viajar culturiza: Roma

Ver Roma, documentarse sobre la Roma clásica (aunque sólo sea para entender parte de lo que se ve), tener un poco de imaginación (para imaginarse las ruinas en el suelo como edificios en tres dimensiones) y darse cuenta de todo lo que tenemos hoy que procede de ellos es la primera parte de pensar en "por qué no vamos a Roma".
Darse cuenta de grandes cosas que ya tenían los romanos y que en la actualidad hemos perdido (como los pasos de cebra elevados para que el agua de lluvia (y otras procedencias) corriera por el nivel inferior sin mojarse ni mancharse los peatones; saber que las alcantarillas ya existían entonces, y nosotros no hemos conseguido aún que funcionen cuando llueve y que no se atasquen; la importancia a los centros culturales (termas con biblioteca)...
 Me gusta viajar, pero no turismo de sol y playa u hotel con pulserita. Me gista viajar y aprender de ello, pero con una sonrisa, paseando, tomando un helado, haciendo fotos, riéndome, poniéndome en una sombra a comer unas galletas o un sandwich... para mí este es el mejor turismo. ¿Quién se apunta?

domingo, 10 de julio de 2011

Roma: cuando las piedras hablan

Viajar a Roma es más que un vuelo de 2 horas y un cambio de país y de idioma. Viajar a Roma es también viajar atrás en el tiempo, empezando por el hotel. Un hotel de 4 estrellas en el año 2011 es como los hoteles de los años 60-70 en las películas.
Una vez por las calles, las ruinas lo llenan todo. Es sorprendente imaginar que debajo de las calles, o de las cuestas o de lo que sea, seguro que hay ruinas que merecen la pena y que sería maravilloso que terminara esta maldita crisis y se pudiera excavar en condiciones para ver todo lo que se esconde... pero las ciudades actuales impiden esto. Supondría demoler algunos de los edificios, calles, túneles, plazas... que tenemos.
Además de lo que visita todo el mundo (el Coliseo, el Foto, el Arco de Constantino...) hay muchas cosas curiosas y mucho menos frecuentadas que sorprenden: el Foro y Mercado de Trajano, La Domus Aurea (o Termas de Trajano), las Termas de Caracala, la Plaza de Largo Argentina, el Pantheon de Agripa...
Sorprende pensar que esas piedras llevan ahí más de 20 siglos contemplando la historia (la buena y la mala). Pensar que muchos pasaron por allí sin darle valor, se llevaron piedras para otros propósitos, construyeron sus casas aprovechando algunos de estos muros...
Pero si sales de la ciudad de Roma, hay cosas que sorprenden muchísimo más: Ostia Antica (el antiguo puerto de Roma) es ipresionante. Muros completos de casas, mosaicos, calles, pinturas, cocinas, patios, columnas... y supone un acercamiento muy interesante a la vida del día a día, a cómo hacían las cosas y cómo entendían la cida hace tanto tiempo.
Todo el mundo habla y conoce Pompeya (también impresionante y con detalles perfectamente conservados), pero hay más ciudades que han perdurado en el tiempo y se puden visitar como ruinas arqueológicas: Erculano, cerca también del Vesubio y que quedó arrasada con la erupción del volcán al tiempo que Pompeya.
La sensación es extraña: eres consciente de que las ruinas están bien cuidadas, otras están apuntaladas para no caer, árboles surgiendo entre los muros de determinadas casas y que amenazan la forma de algunas ruinas y su paso al futuro.
Sabes que pisas las mismas piedras que esa gente que vivió hace 20 siglos y que imaginaban (o no) la vida del futuro muy distinta a como nosotros la vemos. Pero conocían y dominaban la vida que nosotros intentamos descubrir, estudiar y adivinar por lo que nos hay llegado de ellos.
Sorprende pensar el trabajo de los historiadores antiguos, de los arqueólogos y paleontólogos con todo esto... y en lugares como Italia y Turquía se hace mucho más patente y valioso el coste y esfuerzo de sus trabajos para los que vendrán y estudiarán lo que pasó y lo que pasa hoy. Pero en un futuro, cuando lo que comprendemos como "hoy" también sea "ayer".